Emprender es sinónimo de liderar. En el sentido de orientar los recursos y la toma de decisiones de manera correcta hacia un objetivo. Liderar no es mandar de forma fría en el clásico significado de la palabra. Es desarrollar una estrategia consciente de estoy aquí y quiero llegar allá.
El capitán de la selección de Dinamarca, Simón Kjær, se convirtió hace unos días en un héroe de la Eurocopa de fútbol. Su actuación al atender a su compañero Christian Eriksen después de caer desvanecido en el campo a mitad de partido posiblemente salvó su vida. Cuando el jugador del Inter de Milán quedó sobre el césped, Kjær corrió desde su posición en la defensa para auxiliar a su compatriota. Y ahí, en un momento de máxima tensión, supo desplegar los dos elementos que caracterizan un liderazgo: conocimiento y capacidad.
En primer lugar evitó, mostrando un saber encomiable, que Eriksen se tragará la lengua al caer. Lo colocó además en la posición que marca el protocolo. Una vez atendido, el capitán se quedó junto a los médicos ordenando crear una pantalla para salvaguardar la intimidad del compañero. Por otra parte, Kjær justificó el brazalete de la capitanía danesa atendiendo y calmando a la mujer de Eriksen, desgarrada entre lagrimas. Como buen nórdico, puso calidez a las almas heladas de todos sus compatriotas.
Nunca había asociado el emprendimiento al fútbol, pero este crack danés ha demostrado una capacidad de liderazgo fuera de lo común. Saber y poder -entendido como la capacidad de poner en práctica un conocimiento- configuran, sin duda, el mejor gol de la Eurocopa. Muchos emprendedores saben la teoría pero no son capaces de ponerla en práctica. Otros, por el contrario, pretenden tener éxito sin conocer y estudiar las reglas y metodología que requiere sacar adelante un negocio. Ni unos ni otros llegarán muy lejos. Solo quien aúna conocimiento y capacidad -añadiendo calor a su destreza-, quien demuestra verdadero liderazgo, tiene realmente posibilidad de alcanzar sus objetivos.