Desde hace tiempo sentía la necesidad de abrir un espacio web que facilitara, a un solo golpe de vista, la comprensión y coherencia de todas las actividades que conforman mi ocupación personal y profesional -ya sabéis que huyo de hacer distingos-. La pandemia ha acelerado la necesidad de zambullirse definitivamente en el universo on line. Se prevé que en torno al 75% del PIB mundial se genere, dentro de poco, en productor o servicios generados o comercializados en el entorno digital.

Tardaremos algún tiempo en darnos cuenta hasta qué punto, en el último año, se han acelerado cambios que están alterando nuestras vidas diarias: modos de trabajar, de comprar y de relacionarnos con los demás. A principios de marzo de 2020 -el confinamiento me pisaba los talones-, viajé a Roma a un encuentro de expertos en relaciones laborales. Pude leer en el Corriere de la Sera un titular que me llamó la atención, anticipando lo que vendría después: “Ripensare il lavoro” de Edoardo Segantini. El debate sobre el smart working o teletrabajo era una realidad.

Vivimos una época de absoluta transformación. Afectada de muchos cambios, no exentos de desconfianza y temor tanto en la esfera local como global, pero también con tremendos desafíos. Me quedo con esta segunda parte de la ecuación. En uno de los múltiples eventos a los que fui invitado en los últimos meses me preguntaron la respuesta de un profesional a un mundo de tanta incertidumbre. No es sencillo. Pero quizá es hora de afianzar el sentido de lo que hacemos, echar la vista atrás y volver a recordar la razón y el fundamento de nuestros quehaceres. Es como volver a recordar los momentos en los que te enamoraste para volver a tomar impulso y perspectiva. En medio de la zozobra y la tribulación, emergerá el ADN emprendedor al que agarrarse como a un flotador. Decía el filósofo Kant que la inteligencia de un hombre se mide por el volumen de incertidumbre capaz de tolerar. Bien pudiera ser aplicado a los miles de empresarios y emprendedores que actualmente combaten, quizá, el momento más delicado de su trayectoria. Ahí está el reto.

Como me gusta predicar con el ejemplo, ha llegado el momento de dar un paso al frente y poner al servicio de la comunidad emprendedora mi bagaje profesional. Hacerlo antes hubiera sido un poco pretencioso, más tarde sería desidia. Por fortuna tengo una mochila repleta de experiencias en muchos y variados proyectos que, entiendo, puede servir a los demás. En ningún caso gracias a mis méritos sino a las personas que me encuentro por el camino en este maravilloso emprendimiento que es la vida. Siempre están ahí cuando necesitas ayuda y hay que tener humildad para dejarse ayudar. Creer que lo sabes todo es un escalón al abismo. Por eso gracias a quienes me han ayudado a construir esta ágora del emprendimiento que es www.fernandolallana.com. Nadie alcanza sus metas solo. No lo olvides.